domingo, 15 de abril de 2018

A VECES PERDER ES POSITIVO

Este fin de semana el equipo de baloncesto de mi hijo ha perdido su primer partido en toda la temporada y fuera de estar triste (que no rara, como decía mi amiga Almudena) sé que les ha venido bien. Hay veces en las que uno se acostumbra a estar en la zona de confort o que aunque parece que está haciendo bien las cosas ,las podría hacer mejor.

Independientemente de eso, son un equipo con un gran corazón, son unos niños muy majetes, se cuidan, se quieren y se preocupan los unos de los otros y además tienen la gran suerte de tener unos entrenadores que están siempre preocupados por cada uno de ellos y del equipo en conjunto, siempre les premian los intentos, acierten o fallen y les inculcan unos valores fundamentales de respeto, al rival, al arbitro y a este deporte tan bonito que es el baloncesto, es una gran suerte tenerlos en nuestro camino.

El perder este partido en principio no les afecta a la clasificación pero sí les ha tocado y es una llamada de atención para mejorar, para hacer más equipo, para estar más atentos, para dar una vuelta a todo lo que pueden hacer mejor y no lo están haciendo como saben o cómo pueden llegar a saber hacer.

¿A qué nos enseña perder o fallar?
A levantarnos, a no frustrarnos, a ser más fuertes, a ser comprensivos, a apreciar el valor de las cosas, a ser perseverantes, a cerrar etapas, a mejorar la versión de nosotros mismos.
Nuestros hijos tienen que saber perder, respetando al rival y sin que nosotros les protejamos tienen que aprender a curar sus heridas, a ser valientes a volver a empezar, a volver a intentarlo.

Hay que saber perder, está bien revisar en qué hemos podido fallar pero siempre haciendo autocrítica, no vale echar la culpa a causas externas, siempre primero hay que analizar si yo he hecho todo lo posible. Pero no sólo por mi mismo sino en conjunto con el equipo tanto en el campo como fuera de él animando y siendo una piña. La energía y el resultado que se genera unidos nunca dará el mismo resultado que cada uno por su lado, eso tiene que ser una máxima.

En la vida tenemos tantas circunstancias en las que podemos perder, que esto es adaptable a los fracasos de empresas, de pareja, de oportunidades,.. en cualquiera de estas circunstancias el esquema es el mismo, debemos levantarnos, analizar la situación, ver que hemos hecho mal y ver que podemos mejorar para no repetirlo en la próxima ocasión.

En Estados Unidos, el fracaso se ve como algo positivo, si tu creas una empresa y fracasa, la gente se queda con la valoración del esfuerzo por intentarlo, con la valentía, con todo lo positivo, el resultado es algo pasajero que cambiará pero el valor y el esfuerzo está ahí y perdurará y mejorará ayudado de la experiencia.

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Siempre he pensado que debemos de ser más transparentes y debemos maltratarnos menos, me refiero a que los fracasos podrían ir perfectamente en nuestro curriculum. Porque fuera de dar una mala imagen creo que ayudan a formar una imagen de la valentía, del trabajo y del esfuerzo de esa persona.

Es mucho más fácil tirar la toalla y darte por vencido que seguir intentando lograr tu sueño.

Aunque parezca absurdo no cambio la derrota del sábado por una victoria y con esto no quiero desprestigiar o quitarle valor a que haya ganado el rival, para nada en absoluto, fue digno ganador.

No cambiaría la derrota porque lejos de aportarnos algo una victoria más, lo que realmente nos aporta es perder, en este caso nos hará reflexionar y nos da un toque de atención, hay que seguir trabajando, no hay nada decidido y  día a día hay que trabajar para llegar a cumplir nuestros sueños. Sé que ninguno da nada por ganado pero inconscientemente cuando vas ganando todo te situas en la zona de confort inevitablemente. Por eso no nos olvidemos, de todo podemos sacar una enseñanza, si caemos nos volveremos a levantar con más fuerzas y ganas para seguir creciendo. ¿Te animas?

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